lunes, 25 de febrero de 2013

La verdadera historia de los sucesos de la Conquista de la Nueva España de Bernal Díaz del Castillo


Bernal Díaz del Castillo, en La verdadera historia de los sucesos de la Conquista de la Nueva España, relata las diversas aventuras que vivió durante sus años de juventud en la empresa de la Conquista de lo que se conoce ahora como diversas regiones de América Latina. En los primeros cinco capítulos, Díaz del Castillo narra cómo es que salió de Castilla, el descubrimiento de Yucatán y Campeche y sus viajes en barco. En cada uno de estos sucesos, los españoles tienen diversos enfrentamientos armados con los naturales de la región.
En los diversos encuentros, el autor describe cómo los indígenas y españoles se comunicaban por medio de señas. Se llevan a cabo conversaciones con “diálogos” extensos y hasta complejos, por lo cual puede cuestionarse si en realidad éstos fueron malinterpretados o hasta inventados en una gran parte por los españoles. Esto puede verse reflejado en el relato de la emboscada, cuando los indígenas llegaron al barco y los españoles les dieron de comer, los primeros acordaron descender a tierra y ser llevados a las casas de los jefes indígenas para que comieran con ellos en sus casas. Toda esta gama de acciones que debían ser llevadas a cabo, tanto por españoles como por indígenas, debe parecer difícil de explicar únicamente por medio de señas. Así pues, las preguntas del tipo “¿Ustedes vienen de las tierras de donde sale el Sol?” y su significado deben haber parecido más difíciles de entender por los españoles que lo que el autor describe.
Es importante notar que los naturales de cada región a la que Díaz del Castillo se refiere estaban en su mayoría en guerra con otros pueblos indígenas, y que por lo tanto eran comunidades guerreras, listas a tomar acciones violentas y barbáricas, con tal de defender sus tierras y familias. Es por lo mismo que le temían a lo desconocido y, al observar los barcos de los españoles, su vestimenta y facciones, decidieron adoptar una postura hostil contra sus “conquistadores” tendiéndoles trampas y batallando insistentemente contra ellos. Aún cuando años más tarde los españoles describían a los indígenas como inocentes y adoptaban en algunos casos una postura paternalista con ellos, los pueblos indígenas eran grupos guerreros sanguíneos que conocían estrategias de batalla eficaces que los ayudó a combatir y defenderse de la Conquista a la que luego se vieron sometidos.

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