J. M. Coetzee (1940 - , Premio Nobel de Literatura
y Premi Llibreter, ambos en 2003) en su libro Diario
de un mal año (2007), expone la
evolución de la relación entre Anya, una muchacha joven y
desempleada, y un escritor, ya entrado en edad y con una crítica al
mundo que siente que debe exponer. Aún cuando las opiniones del
escritor abarcan la mayor parte del texto, éstas sirven en realidad
como soporte en la historia entre el señor C y la joven, pues ellas
crean el punto de contacto entre ambos personajes. Estas
interacciones son presentadas en una estructura heterogénea, por lo
que el lector debe hallar la manera correcta de entrelazar cada
evento con la línea de tiempo que expone el autor.
Coetzee presenta al lector el trato profesional y
personal entre un escritor entrado en edad con una joven adulta,
Anya, y el gran dominio que esta relación tiene en sus vidas. Ambos
personajes creen no ser influenciados por esta relación, la cual
empieza siendo profesional, cuando el escritor emplea a Anya para que
mecanografíe sus ensayos. Luego, esta relación se va tornando más íntima, ya
que Anya resulta dando un juicio crítico sincero sobre el trabajo de
su señor C, como ella lo nombra. En el desarrollo y desenlace, Anya
y el señor C cambian su estilo de vida y forma de pensar. El
escritor decide desarrollar temas más apegados a la vida del día a
día y Anya, al examinar las condiciones en las que se encuentra con
Alan, su pareja, resuelve dar un cambio drástico y regresar a vivir
con su madre en Brisbane.
La mayor parte de la obra se encuentra compuesta
por las opiniones del escritor sobre diversos temas, los cuales
abordan desde los orígenes del Estado hasta el aburrimiento. Éstas
no son el centro de la historia, pero sin ellas la relación entre
los personajes principales, y la evolución de la misma, no podría
entenderse de manera amplia, ya que no se poseería este ámbito
contextual. Las opiniones juegan un papel importante, pues es por
ellas que el señor C encuentra una forma de acercarse a Anya sin
levantar sospechas infames, y así poder intimar con ella.
El libro se divide en dos partes: la primera, en
donde el escritor redacta sus Opiniones
contundentes, que son en su parecer
lógicos y asertivos; la segunda, es el Segundo
diario, donde sus temas ya no son de
relevancia mundial, sino que se centran más en la vida cotidiana de
cada persona. La forma en que Coetzee ha estructurado el texto en la
mayoría de las páginas es dividiendo la misma en tres partes
desiguales. Primero, se desarrollan opiniones del escritor, luego
relatos de su vida, y por último, relatos de la vida de Anya,
contados por ella misma. Esta estructuración crea en el lector un
sentido de orden, aún cuando Coetzee tiene un juego con el tiempo y
el registro de voces de los personajes en las últimas dos partes. Es
interesante observar que, aún cuando cada parte tiene un sentido
completo si se lee por separado, cada una se apoya la una a la otra a
lo largo del texto, dándole así un sentido más complejo y
profundo.
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